viernes, 20 de mayo de 2011

Como manejar los miedos infantiles

Obligar a los niños a enfrentar sus temores o minimizarlos son errores que se suelen cometer.

A los padres muchas veces les cuesta entender los temores de sus hijos y reaccionan de manera errónea frente a ellos. Una actitud que valdría la pena revisar, sobre todo porque se corre el riesgo de convertir un simple temor infantil en una fobia. El psicólogo Francisco Ibaceta, del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile, y la psicóloga infanto-juvenil Verónica Penna entregan recomendaciones.

Temores normales. Los miedos entre los 2 y los 8 años son normales y si bien existe una predisposición genética, la mayoría son adquiridos por experiencia.

Hay temores esperables como el que se tiene a la oscuridad, a estar solo o a todo lo que rompa la rutina del niño. También hay otros que se pueden producir por un trauma o por una mala experiencia, como el temor a los resbalines, a los animales, al agua o a las escaleras.

Cuándo preocuparse. Si el miedo limita el desarrollo normal del niño. Por ejemplo, si no quiere ir a la plaza, si no se puede subir a una micro hay que tomar medidas.

No minimizar. Hay un concepto básico: no minimizar ni tratar de bajarle el perfil al temor. Porque el niño tiene un pensamiento mágico y no puede tomar distancia de la realidad. Si uno le dice que es imposible que haya fantasmas dentro del clóset sólo se va a sentir incomprendido.

Distinto es si uno le sigue el juego. "¿Crees que hay un fantasma? ¡Qué susto! ¿Veamos juntos si es verdad?", sería lo correcto. También ayuda hacer concreto ese miedo dibujándolo, para luego guardarlo dentro de una caja o un baúl.

No obligarlos. Es un error obligar al niño a enfrentar su temor, porque lo único que se consigue es sumar al miedo una sensación de angustia.

Más vale abstenerse de tirarlo por el tobogán a la fuerza o de subirlo a un bote aunque patalee, porque eso puede crearle una fobia de por vida. Mejor es preguntarle qué lo asusta y hacer una aproximación gradual con el objeto. La clave está en transmitirle que lo que siente es normal.

Expresar los sustos. Es aconsejable que tenga la posibilidad de expresar sus temores a través del juego. "Si le tiene miedo a los perros, darle uno para que juegue, por ejemplo". La prevención del problema se hace desde que el hijo nace y consiste en no llenarlo de prohibiciones.

Decirle constantemente que no haga tal cosa, que tenga cuidado o que no salga sólo le transmite a ese niño inseguridad de que no puede hacer las cosas por sí mismo y de que el medio en que se desenvuelve es peligroso y hostil.

Publicado en El Mercurio

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