viernes, 20 de mayo de 2011

La llegada a casa

Con la llegadallegada a la casa del recién nacido se inicia una etapa de cambios y adaptación par toda la familia.

Consejos útiles para la mamá:

Reposo:
  • Relativo, levantarse progresivamente de acuerdo a la indicación médica.
Higiene:
  • Ducha diaria y lavado de cabello como es habitual.
  • Aseo genital con agua 3 o más veces al día.
  • El aseo de los pezones se efectúa en la ducha matinal.
Alimentación:
  • Liviana, evitar las comidas con aliños. Es importante la ingestión de líquidos abundantes.
Control médico:
  • 7 a 10 días post-parto o según indicación

Durante los primeros días, el recién nacido presentará ciertas características que, aunque normales, pueden preocupar a los padres. Por eso resulta interesante conocer algunas:
  • El cordón umbilical suele desprenderse entre los 10 y 20 días de vida, antes de esto es una herida que puede sangrar un poco, por lo que es necesario mantener la zona limpia y seca. El aseo del cordón debe realizarse en cada muda (más o menos 5 veces al día) con algodón y alcohol.
  • Las deposiciones, al comienzo son negro-verdosas (meconio) para después cambiar a amarillo oro semilíquidas.
  • Sus uñas son muy delgadas. Se recomienda para los primeros días el uso de mitones y lima de cartón.
  • Durante la estadía en la clínica, a su hijo se le administro la vacuna BCG, contra la tuberculosis. Entre 20 a 40 días posteriores a la administración de ésta, aparece un nódulo (porotito) y puede salir una secreción blanca-amarillenta, su cicatrización suele es lenta. No se debe hacer curación ni usar antisépticos, sólo mantener seca la zona. Un 20% de los niños no presentan brote, si esto ocurre, coméntelo con su pediatra.


Recomendaciones:
  • No lo deje solo con sus hermanos, sobre todo si estos son pequeños.
  • No lo deje solo en el mudador
  • Lave su ropa con jabón en barra (gringo) u otro especial para piel delicada.
  • Cuando salga en automóvil, llévelo en su silla de seguridad


Como manejar los miedos infantiles

Obligar a los niños a enfrentar sus temores o minimizarlos son errores que se suelen cometer.

A los padres muchas veces les cuesta entender los temores de sus hijos y reaccionan de manera errónea frente a ellos. Una actitud que valdría la pena revisar, sobre todo porque se corre el riesgo de convertir un simple temor infantil en una fobia. El psicólogo Francisco Ibaceta, del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile, y la psicóloga infanto-juvenil Verónica Penna entregan recomendaciones.

Temores normales. Los miedos entre los 2 y los 8 años son normales y si bien existe una predisposición genética, la mayoría son adquiridos por experiencia.

Hay temores esperables como el que se tiene a la oscuridad, a estar solo o a todo lo que rompa la rutina del niño. También hay otros que se pueden producir por un trauma o por una mala experiencia, como el temor a los resbalines, a los animales, al agua o a las escaleras.

Cuándo preocuparse. Si el miedo limita el desarrollo normal del niño. Por ejemplo, si no quiere ir a la plaza, si no se puede subir a una micro hay que tomar medidas.

No minimizar. Hay un concepto básico: no minimizar ni tratar de bajarle el perfil al temor. Porque el niño tiene un pensamiento mágico y no puede tomar distancia de la realidad. Si uno le dice que es imposible que haya fantasmas dentro del clóset sólo se va a sentir incomprendido.

Distinto es si uno le sigue el juego. "¿Crees que hay un fantasma? ¡Qué susto! ¿Veamos juntos si es verdad?", sería lo correcto. También ayuda hacer concreto ese miedo dibujándolo, para luego guardarlo dentro de una caja o un baúl.

No obligarlos. Es un error obligar al niño a enfrentar su temor, porque lo único que se consigue es sumar al miedo una sensación de angustia.

Más vale abstenerse de tirarlo por el tobogán a la fuerza o de subirlo a un bote aunque patalee, porque eso puede crearle una fobia de por vida. Mejor es preguntarle qué lo asusta y hacer una aproximación gradual con el objeto. La clave está en transmitirle que lo que siente es normal.

Expresar los sustos. Es aconsejable que tenga la posibilidad de expresar sus temores a través del juego. "Si le tiene miedo a los perros, darle uno para que juegue, por ejemplo". La prevención del problema se hace desde que el hijo nace y consiste en no llenarlo de prohibiciones.

Decirle constantemente que no haga tal cosa, que tenga cuidado o que no salga sólo le transmite a ese niño inseguridad de que no puede hacer las cosas por sí mismo y de que el medio en que se desenvuelve es peligroso y hostil.

Publicado en El Mercurio

lunes, 14 de junio de 2010

Motricidad gruesa (16 a 20 meses)

En esta etapa los niños están activos e intentando correr, les encanta empujar cosas como cajas por el suelo y ya pueden cargar juguetes. Están aprendiendo a subir y bajar escaleras. También puede que se suban a una silla para ver o alcanzar alguna cosa. Hay que estar vigilandolos constantemente.




Actividades para desarrollar la motricidad gruesa:

Tenga paciencia y tómele la mano para subir escaleras, los escalones son muy altos para sus pequeñas piernas. Si no tiene escaleras en casa o en su jardín, practiquen en alguna plataforma o juego en la plaza..

Esta comenzando a correr, juegue al pillarse en zonas de pasto, la mayoría de los niños de esta edad gozan cuando los persiguen, y les gusta que los pillen los abracen. Es un buen ejercicio , le encantará hacerlo una y otra vez.



Déle una pelota de tamaño 15 cm y muéstrele como patearla. Jueguen pateándola y siguiéndola hasta ver cuan lejos pueden hacerla llegar.


Le encantará tocar música y moverse al ritmo de ella. Es entretenido jugar con un teclado chico, un tambor, un xilófono o una pandereta pequeña.

jueves, 10 de junio de 2010

Estimulación de nuestros hijos (16 a 20 meses) – Expandir el diálogo

Ver crecer a los hijos es una de las cosas más lindas de la vida. Es increíble el cambio que experimentan en tan poco tiempo. Sólo en el transcurso de su primer año de vida un bebé pasa a ser un pequeño personaje que llenen nuestras vidas y ocupan toda nuestra atención con su rápido aprendizaje y veloz crecimiento.

Por eso es importante que los padres estemos atentos y nunca dejemos de estimularlos en cada etapa, para que en un futuro puedan enfrentar con madurez el difícil mundo que los espera.

Entre los 16 a 20 meses de vida el niño/a está adquiriendo nuevas palabras en su vocabulario, y las está juntando de a dos. Nos mira cuando hablamos, imita lo que decimos, señala las cosas que quiere, dice hola, chao. También disfruta tratando de cantar, imitando sus canciones favoritas.

¿Cómo estimular en esta etapa?

Expandir el diálogo:

Puede que su bebé sólo utilice una palabra por ejemplo cuando quiere “agua”, ayúdalo a ampliar su frase diciéndole: “¿quieres un poco de agua?” o “diga, quiero agua”. Es muy importante celebrar a su hijo cuando formule una frase más larga.

Cuando llegue a casa después de salir con él, es importante pedirle al niño que le cuente a alguien más lo que le sucedió, a donde fue, que hizo. Por ejemplo: “cuéntale al papá que vimos un perro en la plaza”. Hay que ayudarlo si lo necesita, pero primero dejarlo contar todo lo que él pueda.

Pídale que le ayude mediante instrucciones simples, por ejemplo, “¿Me puedes traer mi zapato?” o “es hora de de cambiar tu pañal”. “¿Me puedes traer un pañal?. Al principio será necesario ayudarlo mostrándole lo que uno quiere que le traiga. No hay que olvidar decirle “Gracias, eres de gran ayuda”.

Encuentre momentos durante el día para leer, señalándole imágenes o palabras y su hijo comenzará a aprender de qué tratan las palabras. En el supermercado indique con la mano y léale los letreros. En la casa léale revistas, mirando las fotografías. Esta es una buena etapa para establecer el hábito de leer un cuento cada noche, antes de acostarse.